11/13/2007

DISCURSOS DE EVITA


EVA PERON EN LA CIUDAD DE LOMS DE ZAMORA

DIA DEL TRABAJADOR – PLAZA DE MAYO 1 DE MAYO DE 1949

DIA DEL TRABAJADOR – PLAZA DE MAYO 1 DE MAYO DE 1950

DIA DEL TRABAJADOR – PLAZA DE MAYO 1 DE MAYO DE 1951

RENUNCIAMIENTO DE EVA PERON 22 DE AGOSTO DE 1951

EVA PERÓN EN LA CIUDAD DE LOMAS DE ZAMORA

Palabras pronunciadas el 26 de junio de 1948 en la ciudad de lomas de zamora, provincia de buenos aires, en el acto de inauguración de los trabajos para la provisión de agua corriente.
"Mis queridos descamisados de lomas de zamora: con profunda emoción vengo por segunda vez a esta simpática ciudad, trayéndoles una obra del plan quinquenal por la cual brega tanto nuestro querido presidente, el general perón. Esta obra que hoy se inicia debía haber estado realizada hace ya cincuenta años. Pero el general perón, que está en la casa de gobierno trabajando y luchando, va poco a poco realizando todo lo que el pueblo argentino necesita, no solo en lo material sino también en lo moral y espiritual. Es así como en este día, hermoso por que en el se hace realidad la satisfacción de una necesidad tan sentida, llega a lomas la acción de nuestro primer magistrado. Y debo hacer justicia mencionando también al gobernador de la provincia de buenos aires, coronel mercante, porque también él, desde el momento en que asumió la primera magistratura provincial, se preocupó intensamente para que llegaran los beneficios de la provisión de agua corriente a la población de todo el gran buenos aires. es así como hablando con su amigo, el presidente perón concretaron este proyecto e incluyeron en el plan quinquenal una partida de 600.000.000 millones de pesos para obras como la que hoy se inicia. la ayuda social que tengo el honor y privilegio de presidir, cosa que mucho me honra, porque merced a ella tengo la inmensa dicha de poder hacer el bien a todos los descamisados, también ha querido hacerse presente en este acto. Y ello es posible gracias al general perón y a los descamisados, porque cuando se hizo noche para la argentina fueron ellos, esos hombres y mujeres sufrientes y trabajadores los primeros en apoyar al coronel del pueblo hasta rescatarlo de las garras de la oligarquía. Esta obra de realizaciones económica y socialmente justas se ha podido llevar a cabo gracias a estos descamisados, a quienes quiso ofender la oligarquía llamándoles así pero que han sabido vestir a la patria con la limpia camisa del sacrificio y de la honestidad. Fue así como desde el edificio del desprestigiado concejo deliberante, la conciencia de un hombre pudo organizar la actual secretaria de trabajo y previsión, irradiando desde entonces sus paredes la justicia social tan ansiada por el pueblo y que durante cincuenta años le fue negada. Demos gracias a dios porque en estos momentos en que el mundo se debate en problemas pavorosos, nos ha enviado a un perón; y demos gracias a dios, también, por habernos concedido este pueblo maravilloso que en momentos inciertos, cuando los egoístas y los vendepatrias no lo comprendieron supo apoyarlo con sus descamisados. y yo, una mujer mas del pueblo, doy gracias a dios porque el general perón y los descamisados me dan la oportunidad magnifica de sentirme inmensamente feliz cuando llevo un poco de alegría a aquellos a quienes la fortuna no los ha favorecido, cuando llevo un poco de justicia, a aquellos a quienes durante tantos años se les había negado. Y así como hoy el gobierno del general perón trae el agua a lomas de zamora, la ayuda social no ha querido estar ausente en esta simpática población, llegando con sus subsidios para los necesitados. Asimismo, la ayuda social ha dotado al hospital lomas de zamora de una ambulancia y proveerá a esta ciudad de los vehículos necesarios para realizar la limpieza de sus calles. Es verdaderamente asombroso que una ciudad de la importancia de lomas de zamora haya estado tan abandonada por la autoridades durante tanto tiempo, hasta que ha llegado el gobierno del general perón que, ciudad por ciudad y pueblo por pueblo, viene realizando la obra que no se hizo durante largos años. Es inconcebible que haya habido tan malos argentinos que no hayan pensado en su pueblo y en esta patria a la que hicieron grandes nuestros próceres, mientras ellos trataron de hundirla cosa que afortunadamente no lograron porque la argentina es tan poderosa que supo surgir a pesar de la ignominia de esos malos hijos. yo les pido, en nombre de los descamisados, que son lo mas puro de la nacionalidad y en nombre del peronismo, una sola cosa; no olvidar el daño que han hecho esos malos argentinos. Yo, como buena argentina, no lo olvido, porque diariamente estoy viendo en la secretaria de trabajo y previsión las injusticias que durante cien años no solo cometieron aquellos sino que ni siquiera trataron de remediarlas. Por ello, el presidente perón está trabajando noche y día y sacrificándose para subsanar ese estado de cosas y lo hace con la inmensa satisfacción que le proporciona el pensar que su sacrificio es para bien y para felicidad de su pueblo. Pueden ustedes tener la seguridad y la tranquilidad de que mientras esté en la casa de gobierno el general perón la justicia social y la felicidad de la patria estarán bien defendidas y estará asegurado el bienestar de los descamisados.

Día del Trabajador - Plaza de Mayo
1º de Mayo de 1949
Compañeras y compañeros:
Es con inmensa alegría que hoy festejamos el 1º de Mayo, día del trabajador. Es un 1º de mayo de la época peronista, un 1º de mayo de felicidad y alegría en todos los hogares argentinos y trabajadores de la Patria.
Y es con inmensa alegría que vemos a esta muchedumbre apretujada, no con las manos crispadas ni con gesto de rebelión, sino de alegría y batiendo palmas para aclamar al Líder de los trabajadores, que fue el hombre capaz de reivindicar la justicia social por tanto tiempo reclamada por los trabajadores de la patria.
Este 1º de mayo no es el 1º de mayo de la impotencia, no es el 1º de mayo en el que en todos los hogares de la patria había tristeza, desolación y desesperanza. Este es un 1º de mayo en que los obreros han desterrado toda bandera foránea para enarbolar la azul y blanca, la más hermosa de las banderas, la nuestra, la de la Patria.
Hoy los obreros argentinos no entonan más que un himno, el patrio, y no vitorean más que al General Perón, el realizador, el visionario, el patriota que con sus sueños enarboló la justicia social cuando creara ese magnífico edificio, que fue un poco de luz para todos los hogares proletarios de la patria.
Hoy viene la masa trabajadora argentina a rendir homenaje al general Perón; hoy viene la masa trabajadora argentina a festejar este 1º de mayo que es un 1º de mayo de fiesta proletaria; hoy viene la masa trabajadora argentina no como antes cuando desfilaba ante la indiferencia de los anteriores gobiernos, que no tuvieron, tal vez por inercia, por incapacidad o por falta de humanidad, el deseo ni la voluntad de aunar las fuerzas para tratar de llevar un poco de felicidad a todos los hogares proletarios de la patria.
Es por eso que acepté orgullosa la invitación de la Confederación General del Trabajo para dirigirles la palabra en nombre de la más humilde de la patria.
Me siento orgullosa, porque hoy la mujer está de pie, ante esta realidad peronista que vivimos todos los argentinos y que queremos que sea para todos los argentinos del futuro a los que deseamos legarles esta época de bonanza de que gozamos gracias al General Perón.
El general Perón, con sus sueños de patriota, en años anteriores, creó allá, en la Secretaría de Trabajo y Previsión, el basamento de la justicia social. Y creó algo más: la dignificación del obrero argentino. Hoy, en la patria, todos tenemos personalidad, pertenecemos a la era social del general Perón, y por lo tanto afrontamos la inmensa responsabilidad de apoyarlo y de acompañarlo para que las futuras generaciones no nos puedan censurar por el hecho de que habiendo tenido a un Perón, no les hayamos legado a ellos la época de bonanza que estamos disfrutando nosotros.
Sabemos que estamos ante un hombre excepcional, sabemos que estamos ante el líder de los trabajadores, ante el líder de la Patria misma, porque Perón es la patria y quien no esté con la patria es un traidor.
La obra del General Perón es demasiado grande para que la comprendan todos. Unicamente el pueblo la comprende porque el pueblo mantiene intactos los valores morales que nos legaron los grandes de nuestra patria. La historia, con su juicio inexorable, nos encontrará al fin del camino y nos dará la razón; y esos rezagados del despertar nacional no tendrán más que una excusa: su mediocridad, su mezquindad de espíritu y su traición a la clase humilde de la patria.
La obra del general Perón a favor de la clase trabajadora, en pos de la libertad económica y de la soberanía de nuestra patria, es demasiado grande para que la comprendan los espíritus mediocres y mezquinos. La obra del general Perón se agiganta a la distancia y la comprenden los humildes porque ellos son los que con su trabajo, su sacrificio y su dedicación construyen la grandeza de la Argentina.
Por eso yo, en nombre de la mujer argentina, vengo no sólo a rendir homenaje al general Perón, sino a la clase trabajadora de la patria porque son ustedes los que están construyendo la gran Argentina. Ustedes acompañaron desde el principio al general Perón; ustedes tuvieron la visión y la comprensión de que se encontraban ante un hombre excepcional, ante un patriota que quema su vida desde el amanecer para legar a los argentinos del futuro, sobre bases justas, una patria grande y soberana. Yo, que he vivido la difícil gestación de esta revolución, sus incertidumbres y su culminación del 17 de octubre de 1945, cuando fui una más confundida en las entrañas de mi pueblo querido; yo, que sé el cariño que siente el general Perón por sus vanguardias descamisadas; yo, que veo al general Perón quemar su vida en aras de la felicidad del pueblo trabajador argentino, puedo decirles de tal pueblo, tal gobernante. Y todavía existen incrédulos que preguntan ¿porqué hay tantos peronistas en la Argentina? Hay peronistas por procedencia popular. El pueblo grita: la vida por Perón. Sí; la vida por Perón, porque si nos faltara él, tendríamos horas escasas para el progreso nacional y para la felicidad de los hogares humildes de la patria. Yo sé que no habría un trabajador, un hombre humilde, una mujer auténticamente del pueblo que no diera la vida en aras de la felicidad de los argentinos y de la patria misma.
Dije que el pueblo humilde y trabajador de la patria era peronista por conciencia nacional, por procedencia popular y por una fe incontenible en el líder, el primer trabajador argentino, el general Perón.
Cuando la Patria estaba lesionada en sus sentimientos más puros, cuando en los hogares argentinos se carecía de todo, cuando los trabajadores no podían tender su mesa, cuando el niño estaba abandonado como lo estaban los ancianos y cuando no había más que desesperanza para todos los humildes y sólo gozaban de felicidad cien familias privilegiadas, surgió un hombre que, cansado de tanta injusticia y de ver sufrir a la patria dominada por capitales foráneos sin bandera, creó la Secretaría de Trabajo y Previsión para remediar tantos males.
Nosotros los descamisados, ante los vende patria, ante los mezquinos y los egoístas, tenemos el sentimiento del desprecio, pero deseamos que vivan para que vean la realidad del general Perón.
Por eso este 1º de mayo es un 1º de mayo que debe ser ejemplo en el mundo convulsionado. La fiesta de los trabajadores argentinos se basa en la felicidad de los humildes que, nobles y bien nacidos, vienen a rendir homenaje al líder de todos los trabajadores del mundo. En nuestra patria ya no existe la olla popular, ya no existe la desesperanza. El general Perón no sólo ha aumentado los salarios, sino que ha hecho algo más: ha dignificado la vida porque ha dignificado al hombre por el hombre.
En nuestra Patria ya no se entonan himnos extranjeros, sino que se canta el nuestro y no se enarbolan trapos foráneos sino que se lleva la inmaculada bandera azul y blanca. En nuestra patria el 1º de mayo es el canto a la vida, a la esperanza y las sonrisas. Los labios del pueblo, que se habían hecho para la sonrisa, por la inercia de los gobiernos despóticos y oligárquicos sólo conocían el odio y las negaciones.
Ellos son los culpables de que nuestro pueblo querido haya sufrido tanto; ellos son los culpables de que el trabajador argentino haya estado sumergido durante 50 años. Pero la historia dará su juicio inexorable y debe hacer justicia al general Perón y a nosotros. A ellos los despreciamos olímpicamente, porque los descamisados no podemos detenernos en nuestra marcha hacia la gran Argentina que está creando para bien de todos, el general Perón, que sabemos, sueña, lucha y trabaja a diario para llevar la felicidad a los 16 millones de habitantes de nuestro suelo y por legar a los futuros argentinos una patria más próspera, más justa y más grande que la que él encontró.
Hoy vengo a rendir homenaje a este 1º de mayo en nombre de las mujeres de mi patria, que salimos el 17 de octubre a defender al viejo coronel Perón con nuestro corazón criollo que, sabemos, es el mismo que sigue latiendo en el pecho de cualquier peronista, porque es el corazón glorioso del descamisado de 1945.
En nombre de las mujeres de mi patria he abrazado el apostolado de acompañar el general Perón, tratando de imitarlo y de comprender su obra ciclópea y patriótica. Es por eso que tengo una fe inquebrantable en el éxito y unos deseos irrefrenables de quemar mi vida si con ello se alumbrara con la felicidad algún hogar humilde de mi patria.
Quiero terminar con una frase muy mía, que digo siempre a todos los descamisados de mi patria, pero no quiero que sea una frase más, sino que vean en ella el sentimiento de una mujer al servicio de los humildes y al servicio de todos los que sufren: "Prefiero ser Evita, antes de ser la esposa del Presidente, si ese Evita es dicho para calmar algún dolor en algún hogar de mi patria".

Día del Trabajador - Plaza de Mayo
1º de Mayo de 1950
Mis queridos descamisados; descamisados de mi Patria:
Bendito sea Perón que ha sabido legar a los argentinos un 1º de mayo de júbilo, de felicidad, de dignidad nacional como el que presenciamos los argentinos de 1950, bajo la advocación del Año Sanmartiniano.
Pueblo predestinado ha de ser el nuestro que puede ofrecer a todos los países del mundo el espectáculo extraordinario de un pueblo entregado de corazón a forjar la grandeza de la Patria, alentado por los ideales de un patriota que está quemando su vida en la tarea de dar la felicidad a todos los hogares proletarios argentinos.
Hoy, los trabajadores argentinos, los gloriosos descamisados de la Patria, vienen felices a esta fiesta del trabajo, a la fiesta de Perón, porque hoy no tienen que llegar con los puños crispados como antes, cuando gobiernos egoístas los tenían sumergidos en la más oscura de las noches de la explotación.
El 1º de mayo del General Perón será el 1º de mayo de la felicidad de todos los trabajadores en este país bendito y prodigioso donde el pueblo es feliz gracias a la obra justiciera de este gran patriota, que ya ha entrado en la inmortalidad.
Hoy estamos aquí los descamisados con las autoridades, uno para todos y todos para uno, en este día de felicidad, en el que venimos a reafirmar con nuestra presencia que el General Perón y el pueblo son una misma cosa, ya que él ama entrañablemente a sus vanguardias descamisadas, felices porque les ha legado los Derechos del Trabajador, que tanto anhelaban.
Estos son los mismos trabajadores del 17 de octubre de 1945, los mismos trabajadores de todas las epopeyas históricas de nuestra patria, los que constituyen la reserva de la nacionalidad y que, con verdadero sentido de lo que es la patria, saben que el general Perón ama, trabaja y quiere como argentino.
Por eso hoy, fiesta de los trabajadores, es fiesta del peronismo. El peronismo no se aprende ni se proclama, se siente y se comprende, ha dicho Perón. Es condición de fe; nace del análisis de los hechos por la razón de sus causas y consecuencias; es dinámica hecha historia; es la conciencia hecha justicia, que reclama la humanidad de nuestros días; es trabajo, es amor, es sacrificio. Es, en suma, fe hecha partido en torno a una causa de esperanza que faltaba en la Patria, y que hoy el pueblo, en mil voces, proclama fervorosamente.
La paz que todos ambicionamos, dijo el general Perón, no vendrá sino por el camino de la justicia social y del amor entre los hombres. Ella no podrá llegar a ser realidad si la justicia social no trata de igualar la condición de todos elevando la dignidad humana, la única que puede nivelarnos a todos.
Cuando los hombres comprendan esto, que es tan simple, no habrá pueblos hambrientos en medio de la abundancia, no habrá desamparados definitivos, no habrá resentimientos interminables. La justicia social que proclamó nuestro ilustre líder, el general Perón, será una estrella en la noche de la desesperanza humana.
El peronismo y los trabajadores agrupados bajo la bandera de la Confederación General del trabajo, luchan por la igualdad de todos los trabajadores, que es el sueño del general Perón. Queremos la dignidad para cada uno de ellos por el solo hecho de ser hombres, y para eso el general Perón ha creado, como único instrumento, su doctrina social, que él genialmente ha denominado justicialismo argentino.
¿Cómo podríamos las mujeres argentinas desertar de esta causa, que es la causa de todos? ¡Nunca! Y hemos tomado nuestro puesto de lucha al lado del insigne líder de la nacionalidad, el general Perón.
Luchamos por la independencia económica, luchamos por la dignificación de nuestros hijos, luchamos por el honor de una bandera y luchamos por la felicidad de este glorioso pueblo de descamisados que fue escarnecido por la avaricia de un capitalismo sin patria ni bandera, que no ha traído sino luchas estériles y fratricidas. Luchamos, en fin, por una patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.
Yo, que he tratado de ser un puente de amor entre el pueblo y el general Perón, te he visto a ti, mujer descamisada, envuelta en la dignidad del delantal, levantar tus ojos juveniles hacia el líder de la nacionalidad y decir sin palabras lo que las minorías que se llaman cultas no supieron apoyar, al defender la patria y entregarlo todo por su pueblo, que tanto se lo merece.
Te he visto a ti, descamisado de todos los octubres que hayamos de realizar, dar la vida por Perón, como él da la vida por los trabajadores al tratar de conquistar la independencia económica de vuestros hogares y la dignificación del hombre por el hombre, para legarles una patria más feliz y más grande que la que él encontró.
Yo he visto a este pueblo, a estas vanguardias descamisadas, levantar los ojos hacia el general Perón, porque no concebían el cielo sin su líder. Yo he visto a los trabajadores de la patria con su trabajo silencioso y sacrificado, apoyar ciegamente la labor patriótica del líder de los trabajadores.
Es por eso que en este 1º de mayo, quiero ser una mujer más, confundida con el corazón de mi pueblo para sentir sus latidos, para auscultar sus inquietudes y para seguir trabajando incansablemente por la felicidad de vuestro pueblo, que es el mío, mi general.
Yo no me cansaré jamás de recoger las esperanzas del pueblo argentino y ponerlas en las manos realizadoras de todos los sueños de la patria, que son las manos maravillosas del general Perón.
Nosotros, los humildes, los trabajadores, mi general, os queremos, os sentimos y os apoyamos en lo más íntimo de nuestro corazón. Para nosotros Perón es sagrado, es la Patria, y nosotros daremos gustosos una y mil veces la vida por Perón.
En este mensaje a los descamisados del 1º de mayo, vaya el cariño afectuoso de la más humilde pero la más fervorosa de todas las colaboradoras del general Perón a ustedes, a los humildes de la Patria que están aquí presentes y a todos los que me escuchan, de una mujer que sabe que tiene las dos distinciones más grandes a que puede aspirar mujer alguna: el amor de los humildes y el odio de los oligarcas.
Yo trataré de hacerme merecedora del cariño de un pueblo tan extraordinario como es el pueblo humilde de nuestra Patria; trataré de acompañarlo con la dignidad y con el honor que significa sentir los sueños y auscultar las inquietudes de nuestro líder; trataré de ser a diario un puente de amor entre ustedes y el general Perón y trataré de estrechar filas en todos los sindicatos argentinos, como lo hago siempre, como una compañera, como una hermana que trata de unir, que trata de limar asperezas y que trata que el justicialismo del general Perón se cumpla inexorablemente en nuestra Patria, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
Como vosotros tendréis la misma inquietud y el mismo deseo que tengo yo de escuchar la palabra del líder, voy a ser muy breve y voy a deciros pocas palabras más para terminar. Quiero que veáis en esta mujer, trabajadores de mi Patria, a una amiga leal y sincera a quien no le importa quemar su vida y su juventud en holocausto de una causa tan grande como es la causa del pueblo, que tiene por guía, por bandera y por único líder al general Perón.
En esta fiesta de la nacionalidad, yo, como la más humilde de todos los descamisados, vengo a unirme a ustedes para decirle a nuestro líder, con todo el corazón, "presente mi general". Este pueblo esta dispuesto a jugarse la vida para acompañarlo y avalarlo en la patriótica
resa de lograr una Patria socialmente justa, económicamente libre
y politicamente soberana.

Día del Trabajador - Plaza de Mayo
1º de Mayo de 1951

Mis queridos descamisados:
En este día tradicional para los trabajadores argentinos, en este 1º de mayo maravilloso, en que los trabajadores festejan el triunfo del pueblo y de Perón sobre los eternos enemigos y traidores de la Patria, yo quiero hablar con la sola, con la absoluta, con la exclusiva representación de los descamisados.
Yo quiero hablar para Perón, para los trabajadores, para los hombres y mujeres del mundo que quieran compartir con nosotros la gloria de un pueblo que levanta su bandera justa, libre y soberana al tope de todos los mástiles de la patria.
Yo quiero que ustedes me autoricen, que me den la plenipotencia maravillosa y eterna de todos los trabajadores, de todas las mujeres, de todos los humildes, en una palabra, la de todos los descamisados.
Yo quiero que ustedes me autoricen; ustedes que aquí, en esta vieja plaza de nuestras glorias, representan al auténtico pueblo que en 1810, empujando las puertas del Cabildo y gritando "queremos saber de qué se trata", conquistaron su derecho de libertad y de soberanía. Yo quiero que ustedes me autoricen para que diga lo que ustedes sienten; ustedes que, a través de un siglo de oligarquía, de entrega, de explotación, sufrieron la amargura infinita de ver a la patria humillada y sometida por sus propios hijos. No, no eran sus hijos. No, por sus venas no corría sangre de argentinos; por sus venas corría sangre de traidores. Yo quiero que ustedes me autoricen para que diga con pocas palabras, con mi escasa elocuencia, lo que ustedes sienten, lo que ustedes quieren que le diga en este día maravilloso de los trabajadores, al general Perón y al pueblo.
Ustedes, que pueden hablar de frente, con la frente bien alta, a la Patria y a Perón, porque ustedes vieron en Perón la última esperanza de la patria y lo siguieron, como se sigue solamente a una bandera, dispuestos a morir por ella o a triunfar con su victoria; ustedes, que tienen derecho a hablar de frente con la Patria y con Perón, porque ustedes, igual que yo, lo siguieron apretando los dientes de rabia y de coraje cuando la oligarquía sin patria ni bandera quiso dejarnos a nosotros también sin patria ni bandera, robándonos el derecho de seguirlo a Perón hasta la muerte; ustedes que pueden hablar de frente con Perón, porque siempre llevarán en el corazón encendido, el fuego de las antorchas que prendimos con los diarios y las revistas para festejar la victoria del 17 de octubre de 1945; ustedes, solamente ustedes, pueden dar a mis palabras el fuego, la fuerza infinita que yo quiero tener, que yo desearía tener para decirle al líder, para decirle al mundo, para decirle a la patria, cómo lo siguen, cómo lo quieren los trabajadores a Perón.
Yo no tengo elocuencia, pero tengo corazón; un corazón peronista y descamisado, que sufrió desde abajo con el pueblo y que no lo olvidará jamás, por más arriba que suba. Yo no tengo elocuencia, pero no se necesita elocuencia para decirle al general Perón que los Trabajadores, la Confederación General del Trabajo, las mujeres, los ancianos, los humildes y los niños de la patria no lo olvidarán jamás, porque nos hizo felices, porque nos hizo dignos, porque nos hizo buenos, porque nos hizo querernos los unos a los otros, porque nos hizo levantar la cabeza para mirar al cielo, porque nos quitó de la sangre el odio, la amargura y nos infundió el ardor de la esperanza, del amor y de la vida.
La Confederación General del Trabajo y los trabajadores por mi intermedio, no necesitamos elocuencia para decirle a Perón que no lo olvidaremos jamás, porque nos hizo dignos y justos, porque nos hizo libres y soberanos y porque cuando nuestra bandera se pasea por los caminos de la humanidad, los hombres del mundo se acuerdan de la patria como de una novia perdida que se ha vestido de blanco y celeste para enseñarle el camino de la felicidad.
Compañeras y compañeros: esta mañana, cuando el general Perón terminó su mensaje de la victoria, dijo que ese triunfo era de la Patria y del pueblo; que era nuestro, solamente nuestro. Y pensé lo que habrán pensado ustedes; que si no fuera por Perón, estaríamos como en los viejos primeros de mayo de la oligarquía, llorando a nuestros muertos en lugar de festejar la victoria.
Estamos de acuerdo, mi general, en que el triunfo es de la Patria y de los trabajadores; estamos de acuerdo en que los trabajadores, los humildes, siempre estuvimos de pie y abrazamos las causas justas, y por eso abrazamos la causa de Perón. Pero, ¿qué hubiera sido de la Patria y de los trabajadores sin Perón? Por eso damos gracias a Dios de que nos haya otorgado el privilegio de tenerlo a Perón, de conocerlo a Perón, de comprenderlo, de quererlo y seguirlo a Perón.
Yo, la más humilde colaboradora del general Perón, pero también como una de las más fervorosas amigas de los humildes y de los trabajadores, felicito a los humildes, a los descamisados, a los trabajadores, y por ello, muy fervorosamente a la Confederación General del Trabajo, por esta fe, por esta lealtad inquebrantable a Perón. Y si a mí me dieran a elegir entre todas las cosas de la tierra, yo elegiría entre todas ellas la gracia infinita de morir por la causa de Perón, que es morir por ustedes. Porque yo también como los compañeros trabajadores, soy capaz de morir y terminar mi existencia en el último momento de mi vida con nuestro grito de guerra, con nuestro grito de salvación: ¡la vida por Perón!
Estoy otra vez con ustedes, como amiga y como hermana y he de trabajar noche y día por hacer felices a los descamisados, porque sé que cumplo así con la Patria y con Perón. He de estar noche y día trabajando por mitigar dolores y restañar heridas, porque sé que cumplo con esta legión de argentinos que está labrando una página brillante en la historia de la Patria.
Así como este 1º de mayo glorioso, mi general, quisiéramos venir muchos y muchos años y, dentro de muchos siglos, que vengan las futuras generaciones para decirle en el bronce de su vida la vida de su bronce, que estamos presentes, mi general, con usted.
Antes de terminar, compañeros, quiero darles un mensaje: que estén alertas. El enemigo acecha. No perdona jamás que un argentino, que un hombre de bien, el general Perón, esté trabajando por el bienestar de su pueblo y por la grandeza de la Patria. Los vendepatrias de dentro, que se venden por cuatro monedas, están también en acecho para dar el golpe en cualquier momento. Pero nosotros somos el pueblo y yo sé que estando el pueblo alerta somos invencibles porque somos la patria misma.
y como hermana y he de trabajar noche y día por hacer felices a los descamisados, porque sé que cumplo así con la Patria y con Perón. He de estar noche y día trabajando por mitigar dolores y restañar heridas, porque sé que cumplo con esta legión de argentinos que está labrando una página brillante en la historia de la Patria.

Renunciamiento de Eva Perón
22 de agosto de 1951

En la Asamblea Popular realizada en la avenida 9 de Julio, que se constituyó en Cabildo Abierto del Justicialismo, Eva renunció ante el pueblo a la candidatura a la vicepresidencia de la Nación.
Excelentísimo señor presidente; mis queridos descamisados de la Patria
Es para mí una gran emoción encontrarme otra vez con los descamisados como el 17 de octubre y como en todas las fechas en que el pueblo estuvo presente. Hoy, mi general, en este Cabildo del Justicialismo, el pueblo, que en 1810 se reunió para preguntar de qué se trataba, se reúne para decir que quiere que el general Perón siga dirigiendo los destinos de la Patria. Es el pueblo, son las mujeres, los niños, los ancianos, los trabajadores, que están presentes porque han tomado el porvenir en sus manos, y saben que la justicia y la libertad únicamente la encontrarán teniendo al general Perón al frente de la nave de la Nación.
Mi general: son vuestras gloriosas vanguardias descamisadas las que están presentes hoy, como lo estuvieron ayer y estarán siempre, dispuestas a dar la vida por Perón. Ellos saben bien que antes de la llegada del general Perón vivían en la esclavitud y por sobre todas las cosas, habían perdido las esperanzas en un futuro mejor. Saben que fue el general Perón quien los dignificó social, moral y espiritualmente. Saben también que la oligarquía, que los mediocres, que los vendepatria todavía no están derrotados, y que desde sus guaridas atentan contra el pueblo y contra la nacionalidad. Pero nuestra oligarquía, que siempre se vendió por cuatro monedas, no cuenta en esta época con que el pueblo está de pie, y que el pueblo argentino está formado por hombres y mujeres dignos capaces de morir y terminar de una vez por todas con los vendepatrias y con los entreguistas.
Ellos no perdonarán jamás que el general Perón haya levantado el nivel de los trabajadores, que haya creado el Justicialismo, que haya establecido que en nuestra Patria la única dignidad es la de los que trabajan. Ellos no perdonarán jamás al general Perón por haber levantado todo lo que desprecian: los trabajadores, que ellos olvidaron; los niños y los ancianos y las mujeres, que ellos relegaron a un segundo plano.
Ellos, que mantuvieron al país en una noche eterna, no perdonarán jamás al general Perón por haber levantado las tres banderas que debieron haber levantado ellos hace un siglo: la justicia social, la independencia económica y la soberanía de la Patria.
Pero hoy el pueblo es soberano no sólo cívicamente sino también moral y espiritualmente. Mi general: estamos dispuestos, los del pueblo, su vanguardia descamisada, a terminar de una buena vez con la intriga, con la calumnia, con la difamación y con los mercaderes que venden al pueblo y al país. El pueblo quiere a Perón no sólo por las conquistas materiales –este pueblo, mi general, jamás ha pensado en eso, sino que piensa en el país, en la grandeza material, espiritual y moral de la Patria-, porque este pueblo argentino tiene un corazón grande y piensa en los valores por sobre los valores materiales. Por ello, mi general, hoy esta aquí, cruzando caminos, acortando kilómetros con miles de sacrificios, para decirnos “presente”, en este Cabildo del Justicialismo
Es la Patria la que se ha dado cita al llamado de los compañeros de la Confederación General del Trabajo, para decirle al Líder que detrás de él hay un pueblo, y que siga, como hasta ahora, luchando contra la antipatria, contra los políticos venales y contra los imperialismos de izquierda y de derecha.
Yo, que siempre tuve en el general Perón a mi maestro y mi amigo –pues él siempre me dio el ejemplo de su lealtad acrisolada hacia los trabajadores-, en todos estos años de mi vida he dedicado las noches y los días a atender a los humildes de la Patria sin reparar en los días ni en las noches, ni en los sacrificios.

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